La empatía: Mi súperpoder

«Es que eres demasiado empática con los clientes…»

¡Pues claro que lo soy! Y no tengo intención de cambiarlo.

Verás, no entiendo otra forma de trabajar que no sea ayudando a resolver los problemas de aquellos propietarios que tienen una casa que no se vende, o que lleva meses acumulando polvo en el mercado.

Me gusta dar un toque cercano, entrar en la piel del propietario y entender su frustración, su desesperación. Y créeme, no hay satisfacción mayor que ver cómo una sonrisa se dibuja en su rostro cuando finalmente logramos cerrar la venta.

¿Ser empático es malo? Tal vez en un mundo donde las emociones son consideradas una debilidad. Pero en mi mundo, en el mundo del agente inmobiliario, la empatía es el arma secreta que marca la diferencia.

Entiendo lo que sientes cuando ves que tu casa sigue sin venderse. Sé lo que es sentir que el mercado está contra ti, que nadie parece interesado en ese hogar que tanto amas. Y por eso, pongo todo mi esfuerzo en agilizar la venta. En hacer que las cosas sucedan.

Me aseguro de que cada rincón de la casa brille, que cada detalle cuente. Porque para mí, no se trata solo de vender una propiedad. Se trata de encontrar a la persona perfecta para ese hogar. De hacer que todo el proceso sea lo más fluido y rápido posible.

Además, hay algo que me encanta hacer: tomarme un café con mis clientes. Sentarme con ellos, escuchar sus historias, entender sus necesidades. Escuchar con las orejas bien abiertas y el corazón atento. Porque cada casa tiene una historia, y cada propietario tiene un sueño. Y mi trabajo es conectar esas historias con personas que puedan apreciarlas y continuar escribiéndolas.

Sí, soy empática. Me preocupo por mis clientes. Me involucro en sus problemas y hago todo lo que está en mis manos para solucionarlos. Porque no entiendo otra forma de trabajar. Me gustan tus zapatos.

Y si eso es malo, entonces que me llamen la peor consultora inmobiliario del mundo. Pero también la más efectiva, la que se preocupa de verdad, la que no para hasta ver a su cliente satisfecho.

Porque al final del día, la empatía no es solo un sentimiento. Es mi método, mi estrategia. Es lo que hace que los propietarios confíen en mí, que vuelvan a sonreír y que sus casas finalmente encuentren a su nuevo dueño.

Así que si buscas un agente inmobiliario que te trate como un número más, sigue buscando. Pero si quieres a alguien que entienda tu situación, que se preocupe por ti y que haga todo lo posible para vender tu casa, aquí estoy. Lista para ayudarte, lista para hacer que las cosas sucedan.

Porque en el mundo del agente inmobiliario, la empatía no es una debilidad. Es mi mayor fortaleza, es mi súperpoder. Y siempre lo será.

Agente inmobiliario con el súperpoder de la empatía.
María José Capdepón
Tweet