Mira, comprar una casa no es como pedir una pizza.
No puedes ir a ciegas, dejarte llevar por las vistas al mar o por lo bien que huele el jardín.
Porque si metes la pata, no es que te indigestes… es que podrías acabar pagando la deuda de otro, enfrentándote a multas urbanísticas o descubriendo que no puedes construir ni una caseta para el perro.
Y lo peor es que todo eso se podía haber evitado pidiendo una simple hojita.
Sí, una nota simple.
Ese papelito que muchos ignoran y que puede ser la diferencia entre hacer una buena inversión o comerte un marrón de campeonato.
Te explico por qué estás en tu derecho (y por qué deberías exigirlo antes de firmar nada):
1. Ley Hipotecaria (Estatal)
Desde 1946 protege tu inversión como un perro fiel.
Gracias a ella, el Registro de la Propiedad es público.
👉 Cualquiera con un “interés legítimo” puede pedir una nota simple.
Y ahí, ves si el piso que quieres tiene dueño, si está hipotecado o si está más embargado que una nave industrial de los 90.
2. Ley del Suelo de Canarias (Ley 4/2017)
Esto es como conocer las reglas de la casa antes de mudarte.
👉 Te dice qué se puede (y qué NO se puede) hacer en ese terreno turístico que te están vendiendo como si fuera la próxima Ibiza.
Porque igual tú ves una villa con encanto, pero el ayuntamiento ve “suelo rústico protegido y sancionable”.
3. El Plan General del Ayuntamiento
Cada pueblo en Gran Canaria tiene el suyo.
👉 Es el mapa secreto donde descubres si la zona es residencial, turística, industrial o directamente “ni se te ocurra construir aquí”.
💡 Consejo de oro: Antes de comprar, pregunta en Urbanismo como quien pregunta si hay gluten en la tarta. Te puede evitar una indigestión legal.
4. Ley 12/2023 del Derecho a la Vivienda
La más nuevecita.
👉 Refuerza tu derecho a tener toda la info clara, cristalina y sin letra pequeña antes de comprar o alquilar.
Ya no vale eso de “ay, no te dije que el vecino es un loco con una batería”.
En resumen:
1. Pide la nota simple.
2. Consulta el uso urbanístico.
3. Confirma la compatibilidad del terreno.
4. No preguntes a tu cuñado.
Porque la mejor compra no es la más barata.
Es la que se hace con los ojos bien abiertos.
¿Vas a comprar en Gran Canaria?
Hazlo con cabeza.
Infórmate, pregunta, pide papeles.
Y si alguien se molesta, que se moleste.
#TeAsesoroMejorQueTuCuñado

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