El verdadero riesgo no es la IA… es APAGAR EL CEREBRO
La inteligencia artificial no es buena ni mala.
Es como una llave inglesa: puedes arreglar una fuga… o reventarte los nudillos si la usas sin pensar.
Y en el sector inmobiliario ya lo estamos viendo.
El otro día, un compañero subió un anuncio con un texto que parecía sacado de una app de citas para pisos:
«Joya inmobiliaria»,
«oportunidad irrepetible»,
«ideal para familias modernas»…
Vamos, que olía a texto generado por IA desde el primer párrafo.
¿El resultado?
Cero clics.
Cero visitas.
Y eso que la casa era buena, ¿eh?
El problema no era la herramienta.
El problema es cuando dejamos de usar la cabeza porque “bah, ya lo hace la máquina”.
Ahí sí que estamos apañados.
Cuando tragas cualquier texto sin filtro.
Cuando repites los mismos tópicos que otros 17 agentes en Idealista.
Cuando decides que ya no hace falta pensar, porque «esto lo escribe el robot».
Ese es el auténtico peligro: convertirte en un mueble con wifi.
La IA es brutal, útil, rápida.
Te puede ahorrar horas de trabajo y toneladas de frustración.
Yo la uso. A diario.
Pero jamás va a sustituir tu intuición, tu creatividad ni tu capacidad de comunicar como un ser humano que sabe lo que vende.
Si lo hace… es porque tú le diste tu cerebro envuelto en un lacito.
Así que úsala. Exprime lo que da.
Pero piensa. Revisa. Ajusta.
Porque el cliente no conecta con lo perfecto, CONECTA CON LO REAL.
🔧 La IA es una herramienta increíble.
🧠 La cabeza, irremplazable.
Y lo más inteligente que puedes hacer es usar ambas a la vez.
Sobre todo si quieres vender algo más que… «metros cuadrados».
#IA

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