¿Palillos o tenedor de plástico?
El otro día estaba en el Restaurante Fuji —ese sitio que lleva más años que tú comiendo con palillos en Las Palmas de Gran Canaria (y sí, fue el primer japonés en España)— y mientras me lanzaba a por un tartar de atún, me vino una metáfora a la cabeza que te puede reventar la mente si te dedicas al sector inmobiliario.
Los negocios inmobiliarios son como comer sushi con palillos:
Tienes la herramienta (los palillos).
Tienes la comida delante (el mercado).
Y tienes hambre (ganas de vender, de cerrar, de facturar).
Pero si no sabes usar los palillos… se te escapa todo.
El salmón vuela, el arroz se suicida al suelo, y tú te quedas mirando con cara de: “¿Y si mejor con tenedor?”
Error.
El tenedor es cómodo, pero mediocre.
Y si estás en el sector inmobiliario y vas con tenedor, estás en la mesa equivocada.
👉 No basta con tener llaves y contactos.
👉 No basta con querer vender.
👉 No basta con parecer profesional.
Hay que saber cuándo, cómo y con quién usar los palillos.
Cuando lo haces bien: fluye.
Cuando lo haces mal: se cae todo… como ese cliente que parecía ideal y terminó pidiendo rebaja porque “mi cuñado dice que…”
Así que, esto lo tengo claro:
✔️ Aprendí a decir “no” cuando la energía no fluye.
✔️ Mantengo los palillos alzados solo para quienes valoran el proceso.
✔️ Y evito a toda costa el tenedor de plástico de quien solo busca precio, no visión.
En Fuji, cada pieza llega con intención. Y en mis acuerdos, igual: intención + estrategia + clientes que saben lo que quieren y lo valoran.
¿Y tú?
¿Estás agarrando los palillos… o sigues con el tenedor de la seguridad barata?
Piénsalo. Pero no demasiado, que el arroz se enfría.
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