“Se fue de la cama… pero no del contrato” – Alquiler compartido

Written by capdepon

PISO COMPARTIDO de alquiler

“Se fue de la cama… pero no del contrato” – Lo que aprendí de una llamada de un amigo con el corazón roto y un alquiler compartido

El otro día me llama un amigo de la infancia.
De esos que te han visto con el pelo cortado a tazón y llorando porque no te dejaron jugar en el recreo. Un tipo noble, pero que en temas legales tiene menos idea que una tostadora con WiFi.

—María José… necesito tu ayuda.
—Dime.
—Mi pareja me dejó. Se fue así sin más, con una frase de película mala: “Me voy, quédate con el piso si quieres…”.
—¿Y tú te quedaste?
—Claro. Pensé: que iba de broma, que sería un enfado de los de siempre, que volvería a los dos meses, como otras veces, y al menos mientras se lleva sus velas de eucalipto y sus series de asesinos nórdicos.

Hasta aquí, nada que un bote de helado y dos tragos de dignidad no curen. Pero dos meses después, me llama otra vez. Esta vez no suena dolido, suena fastidiado, ella se ha ido y ya no vuelve como otras veces, se ha ido de verdad.

—Me ha llamado el casero. Que no hemos pagado el alquiler desde hace dos meses. Le dije que ella es la que se encarga de estos pagos (se reparten los gastos de la pareja a la mitad), pero que ya no vive aquí… y me suelta: “Perfecto, pero en el contrato estás tú también, campeón. Así que o pagas tú, o lo hace ella. A mí me da igual quién, pero el dinero tiene que llegar”.

Y ahí soltó la frase que me inspiró a escribir esto:

“Se fue de la cama, se fue del salón… pero no se fue del contrato.”

Y como abogada, no pude más que asentir. Porque pasa mucho más de lo que imaginas.

Así que si tú, que estás leyendo esto, estás en pareja y has firmado un contrato de arrendamiento con tu media naranja, guarda este post como si fuera la receta de la abuela: no lo necesitas todos los días, pero cuando hace falta, te puede salvar el pellejo.


📌 CONSEJOS LEGALES (sin rollos):

Revisa el contrato. Mira si los dos aparecéis como arrendatarios. Si solo está uno, el otro está libre de lío (legalmente, al menos).

Habla con el casero. Sí, aunque te duela más que las canciones de Sabina. Contadle la situación y proponed una solución.

Firma una novación del contrato. Es decir, cambia legalmente quién se queda. Sin eso, los dos seguís atados al alquiler, aunque uno duerma en casa de su madre.

¿La cosa está fea y no os habláis? Negocia tú directamente. Puedes pedir al casero cancelar el contrato antes de tiempo. Puede haber penalización, pero es mejor eso que comerte una deuda ajena.


Vivir en pareja puede ser una maravilla. Separarse, un desastre. Pero quedarte enganchado a un contrato por no hacer las cosas bien… eso sí que duele y no el amor.

Así que mueve ficha. Porque el amor se va… pero las obligaciones legales, se quedan.

¿Te pasó algo parecido? Cuéntamelo. O compártelo con quien lo necesite, que seguro conoces a alguien.

capdepon

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